1 de octubre de 2012

Tomi Ungerer

Estrasburgo, 1931


















Irreverente y polémico, provocador y satírico, pero, ante todo, humano y comprometido, Jean-Thomas Ungerer es un ilustrador inclasificable que abordó múltiples caras del arte. Su infancia estuvo marcada por dos hechos que influirían en su extravagante personalidad. El primero fue la muerte de su padre, de quien aprendió el amor y el respeto por los libros. El segundo, la invasión alemana a su ciudad natal, en la Segunda Guerra Mundial, por la cual desarrolló un agudo sentido de la observación y un espíritu rebelde contra toda autoridad. A los 25 años, atraído por la cultura estadounidense, viajó a Nueva York con poco dinero y un baúl lleno de dibujos y manuscritos. La calidad de sus ilustraciones le permitió publicar en importantes revistas, como Squire, Harper’s Magazine y periódicos, como The New York Times, entre otros. También salieron a la luz sus primeras publicaciones infantiles, como la zaga de Los Melops, Críctor, Ningún beso para mamá o Los Tres Bandidos. En 1966 apareció Hombre Luna, uno de sus libros más reconocidos. En 1970, desencantado de la sociedad en la que vivía, se estableció en una granja en Canadá. Mientras tanto, en Estrasburgo —ciudad a la cual Tomi había donado 4.500 dibujos y su colección de 2.500 juguetes antiguos—, se organizó una gran exposición con sus ilustraciones, y más tarde, en 2007, se fundó un museo consagrado a su obra. Tomi Ungerer, a quien se le concedió en 1990 la Legión de Honor en París y fue nombrado en 2003 Embajador de la Niñez y la Educación por el Consejo de Europa, recibió importantes reconocimientos internacionales a su labor artística, entre los que destacan el premio Hans Christian Andersen en 1998 y The Society of Illustrator's Gold Medal. Actualmente vive y trabaja en Irlanda, donde también dedica gran parte de su tiempo a causas humanitarias.

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